Limea y Queenlin comparten piso y eso significa que no hay secretos entre ellas. No cierran las puertas incluso cuando se cambian de ropa o juegan juegos sexuales en solitario. Esa apertura les da una fantástica escena lésbica con un consolador largo. Bellezas seductoras se desnudan entre sí, acarician sus coños afeitados y sus clítoris rosados, tocan sus jugosos agujeros e intercambian cunnilingus. Se dejan llevar tanto que casi se olvidan de un consolador que inició la situación, pero luego lo usan para llevar sus sensaciones al punto más alto.
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